Un espacio virtual para compartir palabras con los alumnos del IES Ordoño II (León).


domingo, 17 de noviembre de 2024

COPLAS A LA MUERTE DE MI PADRE


JORGE MANRIQUE Y LAS COPLAS





ESCUCHAMOS...



LAS COPLAS EN UNA SERIE DE TV



CONTEMPLAMOS...


COPLAS A LA MUERTE DE UN COLEGA

La versión contemporánea de los versos de Manrique nos la trae el poeta Luis García Montero con sus Coplas a la muerte de un colega.

 1
    Recuerda, si se te olvida,
    que este mundo es poca cosa,
    casi nada,
    que venimos a la vida
    con la sombra de una losa
    no pagada.
    Los días como conejos
    nos llevan en ventolera
    al infierno,
    su curso nos hace viejos
    trocando la primavera
    en invierno.

    2
    El criador, con grande enojo,
    cuando en la vida nos mete
    y nos suelta,
    para no quitarnos ojo
    nos manda como un billete
    de ida y vuelta.
    Nacemos al desayuno,
    comemos según vivimos
    y cenamos
    cuando parece oportuno,
    por eso mientras dormimos
    descansamos.

    3
    Nuestras vidas son los sobres
    que nos dan por trabajar,
    que es el morir;
    allí van todos los pobres
    para dejarse explotar
    y plusvalir;
    allí los grandes caudales
    nos engañan con halagos
    y los chicos,
    que explotando son iguales
    las suspensiones de pagos
    y los ricos.

    4
    Mas porque pase la vida
    sin que podamos sacarla
    de este pozo,
    no la demos por perdida,
    que es posible rescatarla
    con el gozo.
    Pues decidme, la hermosura
    de esos dos labios tan bellos
    y empapados,
    cuando pierdan su ternura
    ¿que se podrá hacer con ellos
    disecados?

    5
    ¿Qué hace ahora pendulero,
    tan vacío y contrahecho,
    sin color,
    aquel órgano certero
    que se puso tan derecho
    en el amor?
    ¿Qué se hizo Marilyn?
    Aquellos Beatles de antaño,
    ¿qué se hicieron?
    ¿Qué fue de tanto sinfín
    de galanes que en un año
    nos vendieron?

    6
    Y los tunos, los toreros,
    las cantantes de revista
    en el olvido;
    las folklóricas primero,
    el marqués y la corista
    ¿dónde han ido?
    ¿Dónde están los generales,
    sus medallas y su espada
    sin conciencia,
    sino esperando mortales
    a que les sea dictada
    su sentencia?

    7
    Y el ritmo de los roqueros,
    los canutos y la risa
    del pasota,
    los chorizos tironeros
    que han vivido tan deprisa
    y el drogota
    que se inyecta mil caballos
    por las venas, los colgados
    y el camello,
    ¿dónde iremos a buscallos,
    dónde son tan olvidados,
    qué fue de ellos?

    8
    Todo pasa, es aguanieve
    que se deshace en el suelo
    silenciosa,
    mientras que la vida llueve
    y se nos puebla de duelo
    cuando acosa,
    nos apremia con su mano
    y con sus ojos nos niega
    torpemente,
    el corazón de un hermano,
    la presencia de un colega
    diferente.

    9
    Recuerdo que atardecía,
    recuerdo que vi su coche
    detenerse,
    recuerdo la compañía
    de sus ojos en la noche,
    sin saberse
    tras la boca de un gatillo
    que esperaba tembloroso
    y asesino,
    meterse por un pasillo
    de aquel corazón dudoso
    y su destino.

    10
    Y recuerdo la culebra
    de la vida, fría, inerte
    por su cara,
    empapado de ginebra,
    esperando que la muerte
    lo besara.
    Se lo llevó con desgana
    la canción de una ambulancia
    malherida,
    las grúas de la mañana
    recogieron su arrogancia,
    ya sin vida.   

    11
    Camarada de su gente,
    ¡qué pantera en el coraje
    por nosotros!
    ¡Qué canalla adolescente!
    ¡Qué enemigo tan salvaje
    con los otros!
    Y para el valor, ¡qué fiero!
    ¡Qué destreza de alimañas!
    ¡Qué razón!
    Para el amor marinero,
    gobernando en sus pestañas
    la pasión.   

    12
    No dejó ningún tesoro,
    dos jeringas en el suelo
    sin sentido,
    su navaja en deterioro,
    su gabán de terciopelo
    descosido.
    Pero estuvo en la ciudad
    y acaudilló los suburbios
    con la suerte,
    y habló de la libertad
    hasta ver los ojos turbios
    de la muerte

    13
    Y porque fue capitán
    de camadas y patrullas
    sin juicio,
    porque ya no nacerán
    dos manos como las suyas
    para el vicio,
    porque jamás nos vendió
    y mordimos el anzuelo
    de su historia,
    aunque la vida perdió
    dejónos harto consuelo
    su memoria.


Los romances viejos. EL ROMANCERO


Para conocer esa composición literaria llamada romance, vamos a ver este vídeo y después charlaremos sobre él en clase.




ABÉNAMAR


EL CONDE OLINOS


EL ENAMORADO Y LA MUERTE




> 

ROMANCES DE LEÓN 


Los cuentos del Conde Lucanor

El Conde Lucanor 



DE LO QUE SUCEDIÓ A UN HOMBRE BUENO CON SU HIJO


PARA SABER MÁS...




Para mi alumnado de 1º de bachillerato que hayan escogido imitar a don Juan Manuel, os dejo esta versión actualizada de los Cuentos del Conde Lucanor. Si pincháis aquí podréis acceder a ella.



domingo, 10 de noviembre de 2024

El Mester de Clerecía. Los Milagros de Nuestra Señora y El libro de Buen amor

GONZALO DE BERCEO




Aquí tenéis una versión de La abadesa preñada, uno  de los textos de Los milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo. En el texto original se cuenta  que en un convento una abadesa quedó embarazada y las monjas la llevaron al obispo para que la juzgara. La abadesa suplicó e imploró a la virgen que la ayudara, ésta bajó de los cielos y se llevó al hijo de la abadesa advirtiéndole que el niño volvería dentro unos años. Tiempo después el niño volvió hecho un hombre bueno, y al cabo de los años fue nombrado obispo de la iglesia.



ARCIPRESTE DE HITA


EL LIBRO DE DON AMOR


 A continuación una versión del relato de  Pitas Payas que aparece recogido en el Libro de Buen amor del Arcipreste de Hita.


Este el texto original:

El hombre ha de ser asiduo con la mujer. 
Fábula del pintor Pitas Payas 
 

472       No abandones tu dama, no dejes que esté quieta,
             siempre requieren uso mujer, molino y huerta;
             no quieren en su casa pasar días de fiesta,
             no quieren el olvido; cosa probada y cierta.

473       Es cosa bien segura: molino andando gana,
             huerta mejor labrada da la mejor manzana,
             mujer muy requerida anda siempre lozana;
             con estas tres verdades no obrarás cosa vana.

474       Dejó uno a su mujer (te contaré la hazaña;
             si la estimas en poco, cuéntame otra tamaña).
             Era don Pitas Payas un pintor de Bretaña,
             casó con mujer joven que amaba la compaña.

475       Antes del mes cumplido dijo él: - Señora mía,
             a Flandes volo ir, regalos portaría.
             Dijo ella: - Monseñer, escoged vos el día,
             Mas no olvidéis la casa ni la persona mía.

476       Dijo don Pitas Payas: -Dueña de la hermosura,
             Yo volo en vuestro cuerpo pintar una figura
             Para que ella os impida hacer cualquier locura.
             Dijo ella: - Monseñer, haced vuestra mesura.

477       Pintó bajo su ombligo un pequeño cordero
             y marchó Pitas Payas cual nuevo mercadero;
             estuvo allá dos años, no fue azar pasajero.
             Cada mes a la dama parece un año entero.

478      Hacía poco tiempo que ella estaba casada,
            había con su esposo, hecho poca morada;
            su amigo tomó y estuvo acompañada,
            deshízose el cordero, ya de él no queda nada.

479      Cuando supo la dama que venía el pintor,
            muy de prisa llamó a su nuevo amador;
            dijo que le pintase, cual supiese mejor,
            en aquel lugar mismo un cordero menor.

480      Pero con la gran prisa pintó un señor carnero,
            cumplido de cabeza, con todo un buen apero.
            Luego, al siguiente día, vino allí un mensajero:
            Que ya don Pitas Payas llegaría ligero.

481      Cuando al fin el pintor de Flandes fue venido,
            Su mujer, desdeñosa, fría le ha recibido:
            Cuando ya en su mansión con ella se ha metido,
            La señal que pintara no ha echado en olvido.

482     Dijo don Pitas Payas: - Madona, perdonad,
           mostradme la figura y tengamos solaz.
           - Monseñer -dijo ella-, vos mismo la mirad,
           todo lo que quisieres hacer, hacedlo audaz.

483     Miró don Pitas Payas el sabido lugar
           y vio aquel gran carnero con armas de prestar.
           - ¿Cómo, madona, es esto? ¿Cómo puede pasar
           que yo pinté corder y encuentro este manjar?

484     Como en estas razones es siempre la muger
           sutil y mal sabida, dijo: - ¿Qué, monseñer?
           ¿Petit corder, dos años, no se ha de hacer carner?
           Si no tardaseis tanto, aún sería corder.

485      Por tanto, ten cuidado, no abandones la pieza.
            No seas Pitas Payas, para otro, no se cueza;
            incita a la mujer con gran delicadeza
            y si promete al fin, guárdate de tibieza.

486      Alza Pedro la liebre, la saca del cubil,
            mas, si no !a persigue, es un cazador vil.
            Otro Pedro la sigue, la corre más sutil
            y la toma: esto pasa a cazadores mil.

487      Medita la mujer:  - Otro Pedro es aqueste,
           más apuesto y osado, mejor amante es éste;.
           comparado con él no vale el otro un feste,,
           con el nuevo iré yo, ¡Dios ayuda me preste! 

CANTIGA DE LA SERRANA


LAS SERRANAS EN IMÁGENES



DON MELÓN Y DOÑA ENDRINA