ARGUMENTO
La característica principal de esta obra es el enfrentamiento de dos
culturas. Blanche DuBois, una atractiva y desequilibrada mujer del Sur
estadounidense al final de su juventud, con prejuicios y sentimientos de
altivez, cuyas pretensiones de virtud y educación ocultan su alcoholismo, va de visita al apartamento de su hermana Stella en Nueva Orleans.
Blanche viene de una familia de clase acomodada. Su hermana Stella está casada con un obrero de origen polaco, y los dos viven en un patio de vecinos junto a otros inmigrantes. Este edificio se encuentra en la calle Campos Elíseos y se llega a ella usando la ruta de tranvía llamada Deseo.
Con la noticia de que su antigua plantación (Belle Rêve, traducción de Sueño Hermoso o mejor Bello Sueño en francés), en Laurel, Misisipi,
se ha perdido debido a la mala gestión llevada a cabo por sus ancestros
(en inglés, en el original, el término usado para describir la gestión
es intencionalmente ambiguo, epic fornications). Blanche llega a
la casa de Stella, quien teme la reacción de su esposo Stanley. Blanche
les explica que su jefe le ha sugerido unas vacaciones para calmar sus
nervios, cuando en realidad había sido despedida al haberse descubierto
que tuvo una aventura sexual con uno de sus estudiantes. Este hecho,
añadido a otros similares, habían arruinado su reputación, por lo que
había decidido escapar de Laurel. Posteriormente se da a conocer que Blanche había descubierto que su esposo había tenido una aventura homosexual
al principio de su matrimonio; esta tragedia había desembocado en el
suicidio de éste y la confusión de la realidad con la fantasía en la
mente de ella.
Blanche no puede entender cómo es posible que su hermana,
perteneciente a una familia de cierta reputación, se haya casado con un
polaco proletario, bebedor y jugador de cartas. Stella de alguna manera
se ha acostumbrado a la vida vulgar y ordinaria de aquel ambiente, y ha
renunciado a los refinamientos de que había disfrutado en la mansión
familiar. Stanley, por otra parte, es un hombre lleno de energía con una
presencia varonil, práctica y tosca. Él domina totalmente a Stella y
abusa de ella física y emocionalmente. Stella, no obstante, tolera este
comportamiento debido a la atracción, casi animal, que siente por su
marido.
La llegada de Blanche interfiere en la vida de su hermana y su
cuñado, ya que su estancia en la casa provoca aún más peleas en la
pareja. Blanche comienza una relación con un amigo de Stanley, Harold
Mitchel (Mitch), un gigantón sentimental a quien Blanche le confiesa
parte de su vida y su tragedia. Mitch, atraído por su fragilidad y
feminidad, piensa casarse con ella. Stanley, por su parte, descubre el
pasado de Blanche a través de un compañero de trabajo que viajaba
frecuentemente a Laurel. Stanley se enfrenta a Blanche y le echa en cara
todo lo que había hecho, acusándole de que su carácter le estaba
arruinando la vida a él y a su esposa. Sin embargo, su intento por
desenmascararla es cruel y violento.
Existe una atracción oculta pero poderosa entre Blanche y Stan, cada
uno de ellos está acostumbrado a mantener el control de la situación a
su alrededor, lo que aumenta las tensiones entre ambos. Su atracción va
en contra de los valores morales y culturales de los dos; sus conflictos
representan el conflicto entre los grupos sociales a los que
representan: la fuerza bruta de la naturaleza es tan poderosa como los
prejuicios morales.
Su inevitable pelea final da como resultado la eclosión de todas las
emociones de Blanche, quien aparentemente termina internada en una institución mental. Al final de la obra, Blanche pronuncia la frase más recordada del personaje:
"Siempre he dependido de la amabilidad de los extraños", con lo que
rememora todos los engaños que había sufrido al intentar que algún
hombre la rescatase.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si pretendes que las palabras que vivan en esta casa sean ofensivas, hirientes o simplemente soeces no te molestes en escribirlas: no caben en ella. ¡Ah! Y en esta humilde morada nos gusta la gente que escribe - y habla - bien. Cuídemos las palabras:son nuestra casa.