Que la mitología clásica es una fuente inagotable de recursos para nuestras clases es algo conocido por todo profe de Lengua Y literatura. Aquí os dejo una tarea diseñada para prácticar la expresión escrita a partir de la recontextualización de una de las leyendas mitológicas más conocidas: la trágica historia de Orfeo y la ninfa Eurídice. Los textos resultantes son fruto de la imaginación y la pluma de dos alumnos de 4º de ESO.
Orfeo y Eurídice.
Orfeo
era un artista genial: el grafittero más conocido de su ciudad, por sus
impresionantes dibujos en blanco y negro, que solo firmaba con un punto de éste
ultimo color. Un día mientras realizaba uno de sus murales, se volvió para
averiguar a quién pertenecía la sombra que cubría parte de su obra. La chica
que contemplaba su dibujo parecía asombrada. Por su parte, Orfeo también lo
estaba, ante la belleza de ella. Sus miradas se encontraron con ferviente
intensidad. Allí mismo, se juraron amor eterno.
Pero
Eurídice echaba de menos a sus amigas, y tras recorrer varias partes de su
ciudad observando a Orfeo dibujar, decidió tomarse un descanso quedando con
ellas en el centro comercial más grande la población. En su camino, se
encuentra con Aristeo, un asesino fugado, que armado con un cuchillo, trata de
apuñalarla. Cuando su arma se cierne ya sobre la chica, un perro le derriba, y
muere al golpearse su cabeza contra una piedra del camino. El dueño del perro
aparece, y avisa a la policía. Eurídice, en shock profundo, es internada en un
hospital mental. De aquello nunca nadie jamás había conseguido salir.
Después de conocer la noticia, a Orfeo ya no le quedaban ganas de
trabajar. Sus botes de pintura contaban tres días abandonados en casa. Aún
sabiendo que probablemente no le dejarían verla, decidió ir al hospital. La
chica se hallaba atada a una pared acolchada de una sala amarilla. <<
¿Puedo pasar?>> preguntó Orfeo al médico que estaba a su lado, al otro lado
del cristal tintado. <<No.>> <<Se lo suplico. Lo necesito.
Por favor. >> Los fríos ojos del doctor se clavaron en los suyos.
<<No demuestre su tristeza, en ningún momento.>> Era la única
condición que le ponía.
Lo
cierto es que Orfeo respetó su promesa durante casi todo el tiempo. Pero tras
unos minutos mirando los vidriosos e inmutables ojos de la chica, le acarició
con suavidad una mejilla. <<Te quiero>> susurró, con lágrimas en
los ojos. La boca de Eurídice pareció adoptar una vaga sonrisa, mientras el
corazón de Orfeo se desbocaba de alegría. Pero la sonrisa de ella se rompió en
una mueca, y un grito roto inundó el cuarto. <<No, Eurídice ¡No!>>
Un grupo de médicos entró en la sala arrastrando a Orfeo fuera de ésta. En ese
momento comprendió que la había perdido para siempre.
Esther
ORFEO Y EURÍDICE
Orfeo era un artista
genial. De su mesa de mezclas salían unos ritmos increíbles. En un concierto de
Eurídice, cantante famosa, donde él era el DJ, los dos se enamoraron locamente
uno del otro, mientras sonaba una canción de Raphael. Allí mismo se juraron
amor eterno.
Pero Eurídice echaba
de menos a sus amigas, así que un día quedó con ellas en el Húmedo para tomar
algo, y antes de llegar, los francotiradores de una organización terrorista la
rodearon para que se uniera a su banda, que había sufrido unas cuantas bajas
entre la policía y los atentados suicidas. Ella, como no podía escapar, accedió
a unirse a ellos, y se empezó a drogar para poder soportar tanta muerte. Pero a
las dos semanas, la Guardia Civil incautó al grupo y les metieron a todos en
chirona. De aquello nunca nadie había conseguido salir.
Después de conocer tan
terrible noticia, a Orfeo ya no le quedaban ganas de trabajar. No hacia más que
pensar en su amada. Decidió ir al el juez que llevaba el caso, que era un
corrupto, a intentar sobornarle para que la dejara libre dándole lo que debía
pagar por la fianza, y él accedió a soltarla en secreto, pero le pidió que ella
no volviese a aparecer públicamente. Era la única condición que le ponía.
Lo cierto es que Orfeo
respetó su promesa durante casi todo el tiempo. Pero en el concierto de Fin de
Año, en el que él “pinchaba”, sin darse cuenta nombró a Eurídice y le pidió que
subiera al escenario. Entonces la policía irrumpió en el tablado y la volvieron
a encarcelar, junto con el juez corrupto al descubrir la trama, y Orfeo no pudo
hacer nada. En ese momento comprendió que la había perdido para siempre.
Sergio Matilla
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